jueves, 21 de julio de 2011
Tal vez la vida no sea, en definitiva, más que un largo y sinuoso camino iluminado a trechos por la plateada luz de amores imposibles, deseos e ilusiones que nos animan a seguir adelante. En el fondo, es el amor el que mueve el mundo. Ni el dinero, ni el poder, ni la belleza, ni el éxito, salvo que se esté enfermo de egolatría, satisfacen por sí mismos. Los buscamos con el secreto fin de hacernos más atractivos y, por consiguiente, más deseados, más dignos de ser amados. “el amor es el fin último de casi todo esfuerzo humano”. Mientras más alto suba uno, más posibilidades tendrá de tocar las estrellas, de hacer posible su amor o sus amores imposibles. Alguien dijo que hay que tener cuidado con los sueños porque a veces se cumplen. Con los amores imposibles sucede otro tanto: a veces se cumplen, y el enamorado, como el soñador, puede sentirse satisfecho. Sin embargo, el ideal difícilmente soporta la realidad. La cercanía descubre las imperfecciones de lo que, visto de lejos, parecía perfecto. Tal vez, más que de amores imposibles, habría que hablar de la imposibilidad del amor. Lo imposible, aunque lo pueda ser, no es conquistar el objeto amado, sino conseguir que, una vez conquistado, RESISTA, que siga siendo hermoso y deseado. Lo imposible es que el amor soñado soporte la cercanía, la convivencia, el trato diario; que no se DESINFLE NI ARRUGUE con las prisas, los agobios, las desatenciones y los compromisos de nuestra vida de cada día. Puede que sea un romántico, pero yo creo en ese amor más poderoso que la vida, que ha inspirado las mejores páginas y los mejores versos. ES ÉL MI GRAN AMOR IMPOSIBLE. Un amor apasionado y recíproco, espontáneo y generoso, que funde a dos seres en una nueva criatura; un amor rebelde y libre que no acepta cadenas ni pacta con la vulgaridad, que no conoce horarios y obligaciones, que está más allá del bien y del mal. Cuando se cree en un amor así, no alimentan esos sucedáneos de amor en los que suele acabar el amor pasión; esos amores como cárceles, aburguesados y domésticos, de silencios tensos o de reproches continuos, de caras largas, de mentiras y engaños, de incomunicación y soledad .
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